Contexto
El sector de la acuicultura ha registrado en los últimos años una progresión sin precedentes siendo actualmente una de las actividades con mayor peso en el contexto alimentario mundial. Ese dinámico recorrido del sector acuícola hacia su estatus actual no ha sido sencillo, afrontando múltiples dificultades, algunas de las cuáles aún persisten, como el cambio climático y la disponibilidad de materias primas con las que alimentar las especies cultivadas.
Reducir la dependencia de las materias primas de origen marino como fuente de elaboración de los piensos, sustituyéndolas en parte por otras de origen vegetal y animal, ha sido uno de los logros que se ha consolidado en los últimos años y que, paulatinamente, ha contribuido a reducir la presión sobre ciertas pesquerías, mejorando su sostenibilidad. Sin embargo, es sobre los organismos de origen marino explotados bajo condiciones controladas y renovables, en donde se asientan algunas de las soluciones que precisa la acuicultura para conseguir desarrollarse bajo el enfoque ecosistémico de la acuicultura (EAA) propugnado por FAO.
En el caso de las macroalgas y microalgas, diferentes especies están demostrando tener un claro potencial como fuentes de nutrientes y compuestos bioactivos con efectos beneficiosos sobre el crecimiento, el estado inmunológico o el metabolismo oxidativo de organismos acuicultivados. Por otro lado, diferentes bacterias de origen marino están siendo objeto de interés por su capacidad de mejorar de un modo natural el estado de salud en distintas especies de peces y crustáceos al ser suministradas como probióticos, reduciendo así de manera significativa la necesidad de recurrir a fármacos y antibióticos.
Además de las mercancías mayoritarias de origen vegetal terrestre (soja, guisantes, colza, girasol, etc.) y animal utilizadas en la formulación de piensos, existen otras opciones de momento más minoritarias pero que se van abriendo paso y consolidando en las formulaciones como un ingrediente más. Por sus características de rápido crecimiento y renovación (sostenibles), las proteínas obtenidas a partir de microorganismos unicelulares como bacterias, hongos, levaduras y, en especial, microalgas, son consideradas hoy en día como la fuente proteica más prometedora para la dieta de las especies acuáticas. Representan una de las fuentes económicamente más factibles al poder cultivarse fácilmente sobre residuos industriales, que se utilizan como sustrato, o en biorreactores, lo que permite conseguir una oferta continuada y, en consecuencia, una estabilidad en el coste de alimentos acuícolas.
De igual forma, el cultivo de macroalgas destinadas a distintos usos industriales, tales como formulaciones de piensos para acuicultura, cosmética, consumo humano o acuicultura multitrófica integrada (sistemas IMTA), representan una actividad en franco crecimiento.
El cultivo de macro y microalgas, al que habría que sumar, entre otros, el de moluscos y equinodermos, forman parte de la denominada acuicultura de bajo nivel trófico, es decir, aquella que menos recursos consume y representa una producción sostenible de especies que se encuentran en la base de la cadena trófica de los océanos.
Dadas las necesidades y tendencias en materia de aprovisionamiento de materias alternativas, renovables y sostenibles en la actual y futura acuicultura a nivel global, así como la consolidación del cultivo de especies de bajo nivel trófico, el marco descrito parece justificar la creación de esta Red con el fin de servir de punto de encuentro a todos aquellos actores, industriales y científicos, cuya actividad y trabajo se encuadre en este ámbito.